viernes, 17 de septiembre de 2010

Soliloquio a Cupido

Cupido,

Estoy tan indignada y molesta contigo... Tienes ímpetu de ser necio, traicionero, vulnerable, vagabundo, brío y soez. Además del irremediable hecho de que serás mi compañero hasta que la muerte nos separe. (Y esta supuestamente, es la es la excusa inmediata de una felicidad no concebida).

Hoy debo escribirte para sellar lo nuestro. No te quiero más a , ni nada de lo antes ofertado. Ni próximas propuestas improcedentes. No señor, me cansé. Vengo con un reclamo a tú despacho y salí con corazones en la cabeza. ¿Cómo va a ser posible?... Sinceramente, no sé para donde agarrar: Si hacia la costumbre de mejor sola que mal acompañada o ponerme en tu mira.

No sé cuánto tiempo más soporte tus indecisiones, pero la verdad si me sigues enviando puros “peor es nada”, voy a tener que dejarte fuera de juego. A ciencia cierta, no eres nada transigente pero eso es proporcional al ánimo obtenido de la parte ajena, ¿no crees?

Admito que cuando te dejo hacer de las tuyas es porque estaba sumida en mi "realismo" mágico, y mágicamente comienzo a comprender que hay algo que no me cuadra... Sabes chico, no quiero llegar al patético extremo de besar espejos y abrazarme, dormirme con "buenas noches mi pichurris" y responderme "Buenas noches a también cuchurrumin"... Listo, no te lo permito.

Sin ánimos de caer en teosofías, porque para mí este es un asunto terrenal, aunque tú, mitológico y todo, andes a veces en la luna, en total fuera de zona esperando un milagro de no se qué...
Por eso digo Sr. Cupido, tú en tus cosas y yo en las mías y así todos ganamos... Seamos sinceros, cuando andas navegando por aquí, te hacen burlas y demás y soy yo quien tengo que aguantarmelas y curarme por ... Y no chico, ya yo me aburrí de eso; aprendí a desprenderme de y le dije adiós a la gripe infecciosa, a la conjuntivitis, al estar afónica en las noches...

Sé que tú has venido al mundo para ser felíz, a mi lado... Y haz hecho el intento tantas veces y te han fallado, así que sin remedio alguno opté que vamos a separarnos.
Tú no necesitas de mis reclamos, ni yo de tus malas andanzas. Y estamos en paz, ¿Vale?

Si, estoy terminándote, cerrando contrato, bajando santamaría, sellando todo acuerdo contigo... Vaya Ud. a contar estrellas que, yo por mi parte, al perdonarme, volveré a buscarte con mutuo acuerdo para empezar de nuevo.